ficcionalizar es hacer verdad

El cerebro no puede distinguir, en casos, la diferencia entre un sueño profundo y la experiencia misma que el sueño reproduce. A veces, son perceptivamente idénticas, y las áreas del cerebro involucradas en una y otra experiencia, son exactamente las mismas.

La mente tampoco hace mucha distinción entre un recuerdo, un sueño o una realidad. La experiencia de la memoria, si es profunda, también puede ser idéntica perceptivamente a la experiencia misma. Y así podemos seguir con una serie de ejemplos. Una de esas experiencias es la de la imaginación, que a veces ocupa gran parte de las mismas áreas de la percepción que un fenómeno real.

El punto es que además, la mente relaciona simbólicamente las imagenes y los contenidos, los "remixa" de alguna manera mientras dormimos, o mientras los recordamos, o las dos cosas, para construir una versión verdadera de el hecho. En ese momento, realidad, ficción, sueño y realidad se mezclan absolutamente.

Si uno consume ficción suficiente, comenta ficción y su vida pasa por el análisis de las ficciónes, la interpretación y la reproducción de ficciones. Las chances son altas de que el indice de realismo de la percepción del mundo de uno esté grandemente influido por el indice de realismo en las ficciónes.
Y finalmente por las ficciones como verdades.

Esta conclusión es determinista, y un poco obvia, pero para mi es igualmente sorprendente que suceda: Uno entonces estará dirigido a recordar como ciertas las ficciónes a las que fue expuesto durante su vida, mucho más sensiblemente durante la etapa formativa.

Así se nos enseñan las verdades, a través de las ficciónes, que la mezcladora de percepciones después remixa como parte de la verdad, mientras dormimos, o cuando charlamos.
Así aprendemos las verdades. Desde la milenaria tradición oral, hasta la telenovela de las ocho de hoy.

Y aprendemos gran cantidad de boludeces.
Aprendemos que la cocacola te hace feliz. Aprendemos que los nenes de la villa te matan. Aprendemos que la seguridad es cara. Que la educacion es mala, que los políticos son corruptos, que nada se puede hacer. Que el cambio es imposible, y que entonces el "menos peor" es lo sensato. Que el sentido común murió, y que mejor salvese quién pueda. Aprendemos el rencor de clase, la culpa de clase, y la mano dura.

Lo aprendemos una y otra vez, nos cuentan el cuento una y otra vez. Hasta que la neurona se duerme.
Se duerme despierta.
Se duerme y ya no sueña con un lugar mejor.

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