Perceptiva (II)

El universo es muy extenso y nosotros podemos percibir solo una parte.

Otra conclusion es que estamos obligados a confiar en nuestras percepciones, porque son todo lo que tenemos del mundo, en este sentido, la identidad se construye de una serie de eventos ordenados en una secuencia a la que le otorgamos lógica, y que es muy parecida para todos, (en el sentido en que una paloma y un aveztrus pueden ser parecidos digamos, estructuralmente parecidos).

De esta secuencia se extrae nuestra personalidad, por medio de mecanismos que muchas veces devalúan o adquieren un sentido negativo luego. Uno de ellos es la paranoia. La paranoia es sencillamente la capacidad de tomar dos hechos que no están relacionados y relacionarlos en una cadena causal común. Esto, es lo que hacemos a diario para aprender, es una de nuestras herramientas de interpretación del mundo. Ahora, se lo llama deducción y está bien, se lo llama intuición y está bien, se lo llama incluso visión o nombres más esotéricos y está bien, pero la paranoia es un poco mucho.

El asunto con la paranoia es que está muy teñida por el miedo, y el miedo, otra vez, es una de las herramientas más útiles al momento de construir una identidad. El sentido de cohesión, muchas veces necesita del miedo, el miedo nos hace sentir que somos una persona, nos idividualiza. Así como la piel establece un límite exterior, el miedo funciona como una fuerza de gravedad que atrae lo propio hacia el centro, y nos permite diferenciarnos.

Esta es la razón por la cual fueron dos herramientas lógicas al momento de construir sociedades. Ahora, lo que cambió de manos y modeló las mentes, eso que decimos como poder, fue el control de la fuerza, que no es otra cosa que la conciencia del miedo, aplicada.
Nadie es necesariamente más fuerte en el plano físico si no lo es en el plano psicológico. La idea de fuerza como músculo funciona apenas al momento de la ejecución, que suele ser el más breve de cualquier proceso complejo que implique manipulación.

El universo es muy extenso y nosotros podemos percibir solo una parte.

Con todo esto quiero decir, que no podemos creer ciegamente más que en nuestras percepciones, porque tienen que tener una razón. Esto es lo seguro, del resto, de nuestras concluciones o de nuestras mejores hipótesis a la fecha, sabemos que van a perecer, a mejorarse eventualmente.

Entonces, todo lo que sentimos es necesariamente verdad, y esto incluye los sueños, las visiones, la locura. La diferencia entre las percepciones aceptadas socialmente y las no aceptadas, como las mencionadas, es que no podemos ponerlas de común acuerdo, que están de la identidad para adentro.

El inconsciente manda dirán algunos, pero es dificil establecer las diferencias entre uno y otro. Un acto reflejo es inconsciente y puede ponerse de acuerdo, aquí se trata de establecer sencillamente que todo lo que percibimos debe ser verdad necesariamente.

Sigue en el próximo cápítulo

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